3,2,1: La Trampa de la Empatía: Por Qué Sentir Demasiado Nos Impide Hacer el Bien
¿Y si la empatía te hiciera peor persona? Descubre por qué esta emoción es un sesgo que te engaña y aprende a usar la compasión racional para ser más justo.
En 2016, toda España se volcó a ayudar a Nadia Nerea.
Era imposible no hacerlo.
Una niña de once años con una enfermedad rara y mortal. Un padre incansable que recorría el mundo buscando una cura en las clínicas más avanzadas e, incluso, en las cuevas en Afganistán.
Los medios de comunicación divulgaron la noticia y miles de ciudadanos donaron más de 400.000 euros para salvar a Nadia.
Solo había un problema: la historia era mentira.
No existían los tratamientos milagrosos, ni los viajes a Houston, ni los gurús en cuevas.
El padre fue condenado por estafa al gastarse el dinero que tenía que salvar a su hija en relojes de lujo y otros caprichos.
El caso de Nadia no es una anécdota. Es el ejemplo perfecto de la trampa de la empatía: un mecanismo que nos impulsa a actuar desde la emoción visceral, a menudo ignorando la verdad y la lógica.
Hoy vamos a poner la empatía bajo el microscopio. Veremos que, lejos de ser una virtud infalible, a menudo funciona como un sesgo cognitivo que nos impide hacer el bien de forma inteligente.
3 falsas creencias sobre la empatía
Empatía = moralidad
La empatía es una guía social para crear vínculos personales, no una brújula moral para tomar decisiones que afectan a otros.
La empatía premia narrativas emotivas sobre hechos. Quien te hace sentir más gana, independientemente de la verdad o de lo que es justo.
Te pongo un ejemplo: En un estudio científico se mostró a los participantes las imágenes de una niña paciente terminal ficticia llamada Sheri. A un grupo se les pidió que empatizaran con la paciente y a otro no. Luego se les preguntó si harían “trampa” y pondrían a esa Sheri por delante de otros pacientes terminales en la lista de trasplantes de órganos y les advirtieron que con esto estaban afectando a otros niños aún más enfermos. 1
De los “no empáticos” solo un 33% dijo que lo haría
De los “empáticos” el 75% aceptó
O dicho de otra manera, la empatía hacía una persona les hizo olvidar que todas las otras también sufrían
Ser más empático te hace entender mejor a los demás
Ser más empático no te hace mejor entendiendo a los demás. Solo te hace sentir más cosas cuando la observas. Y peor aún, esas cosas que sientes no son necesariamente lo que la otra persona está sintiendo—son tu propia construcción imaginativa de lo que crees que siente.
De nuevo haré referencia a un estudio científico donde comparó qué método nos permitía entender mejor a otras personas.
La empatía afectiva (sentir las emociones de otros)
La capacidad de inferir correctamente qué está pensando otra persona (lo que se llama “Teoría de la Mente”).
Los resultados demostraron que la empatía no generaba una mejor comprensión de los demás per (y esto lo añado yo) nos impide ser objetivos para evaluarlos.2
Empatizamos con la otra persona tal como es
Nunca empatizamos con personas reales. Empatizamos con quien creemos que es la otra persona.
Muchas veces nos usamos a nosotros mismos como modelo, asumiendo que los demás actuarían como nosotros en su situación. Otras veces idealizamos. tomamos los pocos datos que tenemos sobre alguien y rellenamos el resto con suposiciones que encajan con la narrativa que queremos creer.
La empatía es fundamentalmente imaginación, no percepción. Por eso las películas y la literatura pueden hacernos empatizar tan fácilmente con personajes ficticios y terminamos llorando cuando un muñeco de nieve se funde y nos alegramos cuando la princesa descongela su corazón por amor.
2 maneras cómo la empatía nos hace hacer estupideces
Gastamos millones en una víctima mientras ignoramos miles
En octubre de 1987, una niña de 18 meses llamada Jessica McClure cayó en un pozo en Texas. Durante 58 horas, todo Estados Unidos estuvo paralizado siguiendo el rescate en directo hasta que la salvaron.
Coste: más de un millón de dólares.
Durante esas mismas 58 horas decenas de niños murieron por causas prevenibles con una fracción de ese dinero: desnutrición, vacunas, agua potable. Pero no tenían nombre ni cámara.
La gente dona más cuando ve UN niño que cuando ve DOS. Y conforme aumentan las víctimas, las donaciones caen. Peor aún: añadir datos estadísticos junto a la historia de un niño específico reduce las donaciones comparado con solo mostrar al niño. 34
La empatía nos hace gastar fortunas en rescates dramáticos mientras ignoramos oportunidades de salvar cientos de vidas con el mismo dinero.
Cuanto más empatizamos con unos, más crueles somos con otros
En un experimento, los participantes tenían que poner las reglas de una competición sobre resistencia al dolor.
A la mitad de participantes les dijeron que una de las participantes estaba muy angustiada por falta de dinero.
A la otra mitad les dijeron, simplemente, que esa participante tenía poco dinero.
Luego, los dos grupos tenían que decidir cuánta salsa picante extremadamente fuerte debía consumir su rival.
Resultado: los que empatizaron con la angustia castigaron significativamente más al rival.
La empatía por A aumentó la crueldad hacia B.5
A lo mejor esto suena demasiado académico, pero piensa cuantas veces has justificado comportamientos aberrantes porque el perpetrador era una pobre víctima.
Y esto cada vez lo vemos más en esta hiper polarización social en la que vivimos
A unos les parece bien que asesinen a los defensores de Trump
A otros les parece justificado matar a decenas de miles de palestinos porque Hamás cometió un acto terrorista.
La empatía no nos hace más compasivos con todos. Nos hace tribales, crueles con “los otros”, dispuestos a justificar cualquier cosa para proteger a quienes vemos como víctimas.
1 cosa que podemos hacer para ser más compasivos
El gran problema es que confundimos empatía con compasión.
La empatía es sentir lo que otros sienten. La compasión es preocuparte por su bienestar y actuar para reducir su sufrimiento. Puedes ser compasivo sin empatizar—de hecho, a menudo es mejor.
Te propongo una alternativa robada del filosofo Sam Harris. Él la llama “compasión racional”.
Separa motivación de asignación: Usa historias para motivarte a actuar, pero usa métricas de impacto para decidir dónde actuar. Vidas salvadas por euro, años de calidad de vida ganados, tasas base, riesgo proyectado. No viralidad ni dramatismo.
Hazte las preguntas incómodas: Antes de apoyar algo, pregúntate: ¿Apoyaría esto si las identidades estuvieran intercambiadas? ¿Cuántas personas afecta realmente? ¿Qué haría si esto no estuviera en video/TV/TikTok?
Estas preguntas no tienen que cambiar tu decisión, pero te obligan a pensar más allá de tu reacción emocional inmediata.
Construye sistemas más sabios que tú: No confíes en tomar siempre la decisión correcta cuando estés emocionalmente implicada. Diseña reglas por adelantado que corrijan tus sesgos automáticamente.
Esto puede sonarte muy abstracto. La buena noticia es que hay gente que ha hecho ya este trabajo, es lo que se llama el Altruismo Eficaz.
Y hasta aquí la reflexión de hoy.
Me encantará saber tu opinión.
¿Te ha irritado algo de lo que he dicho?
¿Te identificas con alguno de los sesgos que he mencionado?
Déjame un comentario y prometo responderte.
¡Nos vemos la semana que viene!
PD: Este artículo está inspirado en este y en el trabajo de Sam Harris.
Batson, C. D., Klein, T. R., Highberger, L., & Shaw, L. L. (1995). Immorality from empathy-induced altruism: When compassion and justice conflict. Journal of personality and social psychology, 68(6), 1042. https://psycnet.apa.org/record/1995-32987-001
McDonald, B., & Kanske, P. (2023). Gender differences in empathy, compassion, and prosocial donations, but not theory of mind in a naturalistic social task. Scientific Reports, 13(1), 20748. https://www.nature.com/articles/s41598-023-47747-9
https://geopolicraticus.wordpress.com/tag/sam-harris/
Västfjäll, D., & Slovic, P. (2015). The More Who Die, the Less We Care: Psychic Numbing and Genocide. Imagining Human Rights, 55-68. https://scholarsbank.uoregon.edu/server/api/core/bitstreams/6919eb53-e27e-47e2-8969-5fccafb90f81/content
Buffone, A. E., & Poulin, M. J. (2014). Empathy, target distress, and neurohormone genes interact to predict aggression for others–even without provocation. Personality and social psychology bulletin, 40(11), 1406-1422. https://www.researchgate.net/publication/266623502_Empathy_Target_Distress_and_Neurohormone_Genes_Interact_to_Predict_Aggression_for_Others-Even_Without_Provocation