¿Qué reglas rigen tu vida?
Enderézate, eres una persona importante, escoge bien a tus amigos, compárate con tu yo pasado, educa bien a tus hijos, haz cosas con significado y mucho más.
¡Feliz domingo!
Después de unos meses hablando solo de “salud” (keto, ayuno, entrenamiento de fuerza…) retomo otro tema que creo es de vital importancia: aprender a vivir bien.
Puestos a vivir más tiempo, mejor si lo hacemos con plenitud y felicidad ¿no?
Y lo hago aprovechándome de un resumen de “12 reglas para vivir: Un antídoto al caos de Jordan Peterson” que publicó David Boronat en su Newsletter Libros con Alma.
Te presento a los dos:
David Boronat fue durante 23 años el CEO de Mutiplica y, actualmente, se dedica a leer y pensar hacia dónde va el mundo. Una parte importante de este trabajo consiste en leer mucho y de esta pasión David ha creado un proyecto social: LIBROS CON ALMA donde cada 15 días comparte el resumen de un libro (te recomiendo que te suscribas a ella).
Puedes conocer mejor a David en esta entrevista que le hice:
Jordan Peterson es un filosofo conservador que habla y defiende los valores tradicionales (que parece que han pasado de moda). Llegué a él por curiosidad y para escuchar ideas diferentes a las mías y te confieso que escucharlo me causó una fuerte disonancia cognitiva.
Jordan Peterson es extremadamente inteligente, con un discurso controvertido y muy bien estructurado. ¡Es el mejor orador que nunca he escuchado! Pero, lo más importante es que, sus objetivos finales coinciden exactamente con los míos: crear un mundo mejor, donde la gente pueda desarrollar su potencial y tener una vida plena y feliz.
¿Cómo puede ser que una persona tan inteligente con la que comparto los mismos objetivos tenga un discurso tan diferente al mío? 🤯
Este es uno de los grandes aprendizajes que tenemos que hacer como sociedad e individuos: darnos cuenta de que no tenemos la verdad absoluta y respetar la gente que tiene opiniones diferentes a las nuestras.
Atención que con esto no estoy defendiendo el relativismo moral. Hay ideologías que son malas para el mundo. No hay nada que justifique el racismo, el machismo o la búsqueda del beneficio personal a cualquier precio. Pero, una vez sacamos todas estas ideologías enfermizas, aun queda un espectro anchísimo de opiniones sobre cómo mejorar el mundo y esto nos enriquece como sociedad.
Las 12 reglas para vivir es un libro que te invita a pensar en una serie de cosas que habitualmente ignoramos y que pueden marcar la diferencia entre tener una vida normalita o una vida tremendamente satisfactoria. Es un libro que nos confronta con muchas de nuestras sombras y nos hace entender su valor. Me atrevo a decir que habrá partes que te generarán incomodidad.
Pero antes de ir al resumen unas palabras del patrocinador de este artículo:
Últimamente estoy muy enfocado en el entrenamiento de fuerza y esto me ha hecho identificar un problema que antes no conocía: el levantamiento de pesas desafía tanto al cuerpo como a la ropa. El desgaste constante por el roce de la barra hace que muchos atletas tengan reemplazar la ropa técnica (que les ha costado un pastón) cada pocas semanas. ¡Muchos terminan con mallas cutres del Decathlon, que al menos son baratas!
Gladiatur surge para transformar esta realidad. Su ropa, diseñada específicamente para levantadores de pesas, combina comodidad y resistencia. Ha sido testada en gimnasios internacionales y garantiza una durabilidad superior a seis meses.
Tan alta es su calidad, que la selección española de halterofilia equipa a sus atletas con Gladiatur.
Yo mismo doy fe de la calidad de su ropa. Soy amigo cercano del fundador de Gladiatur y se la dedicación y amor que ha puesto en crear la mejor ropa para entrenar fuerza. Por eso no dudé en pedirle que fuera patrocinador de esta Newsletter. Y para celebrar esta colaboración, te ofrecen:
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Regla 1. Enderézate y mantén los hombros hacia atrás
👉 Si te yergues la gente te mirará y te tratará de forma distinta. Si, en cambio, te desplomas al sentarte (con los hombros arqueados hacia adelante) te sentirás insignificante, derrotado e inútil. Y las reacciones de los demás amplificarán esa sensación.
Hay una calculadora instintiva en la base misma de nuestro cerebro, muy por debajo de nuestros pensamientos y sentimientos que controla con exactitud dónde nos situamos en la sociedad.
Y esto no es algo solo de los seres humanos. A lo largo de milenios, los animales que tienen que cohabitar con otros en los mismos territorios han ido aprendiendo numerosos ardides para conseguir dominar y, al mismo tiempo, exponerse lo mínimo posible a cualquier daño. Es el juego del estatus.
Las langostas, por ejemplo, están separadas de nosotros por 350 millones de años de evolución, pero juegan al estatus de una forma perturbadoramente similar a nosotros. Se preocupan mucho de la imagen que proyectan. El macho dominante, con su postura erguida y confiada, no solo consigue la casa envidiada y el mejor acceso al terreno de caza, también se queda con las chicas. Las langostas hembras identifican al macho dominante con rapidez y, acto seguido, pasan a sentir por él una irresistible atracción.
Después de un enfrentamiento el cerebro de una langosta derrotada es muy distinto del de una ganadora, lo que se refleja en sus correspondientes posturas. Dos sustancias químicas son las culpables: la serotonina y la octopamina.
No importa si se trata de un aspecto físico y biológico o bien social y cultural. Lo único que cuenta desde una perspectiva darwinista es la permanencia, y lo cierto es que las jerarquías de dominación, por muy sociales o culturales que puedan parecer, llevan presentes quinientos millones de años.
Por eso, cuando sufrimos una derrota, nos comportamos de forma muy parecida a las langostas que han perdido una pelea. Nuestra postura se encoge, miramos al suelo, nos sentimos amenazados, heridos, ansiosos y débiles. Una baja serotonina significa menos confianza en uno mismo y una mayor respuesta al estrés.
Así que presta atención a tu postura:
👉 Anda con la cabeza bien alta y mira al frente con franqueza. Haz que la serotonina fluya a raudales a través de las vías neuronales que arden a la espera de su efecto tranquilizante.
Inspírate en la langosta victoriosa. Enderézate con los hombros hacia atrás.
Regla 2. Trátate a ti mismo como si fueras alguien que depende de ti
Tú te conoces mejor que nadie. Solo tú conoces el repertorio completo de tus faltas secretas, tus carencias y tus ineptitudes ¡Nadie cuenta con más razones para despreciarte! (esto lo escribe Jordan, no yo 😮).
Pero Jordan también te dice que te mereces ser respetado. Especialmente te mereces respetarte a ti mismo.
Eres importante para otras personas y también para ti. Tienes la responsabilidad de ayudarte y esto implica considerar lo que de verdad es bueno para ti.
Tienes que mirar hacia el futuro y pensar: ¿Cómo sería mi vida si me cuidara debidamente? Tienes que decidir adónde vas para poder luchar para conseguirlo, para no terminar siendo alguien resentido, vengativo y cruel.
👉 Tienes que disciplinarte cuidadosamente. No subestimes el poder de la visión y la dirección. Hay que fortalecerse, así que empieza contigo. Cuídate. Define quién eres. Refina tu personalidad. Elige tu destino y expresa tu ser.
Regla 3. Traba amistad con aquellas personas que quieran lo mejor para ti
Parece muy obvio. Pero, muchas veces mantienes amistades que te hacen más mal que bien. Pero, la amistad es una relación recíproca. No existe ninguna obligación moral de respaldar a alguien que está haciendo del mundo un lugar peor.
👉 Es algo bueno, no egoísta, elegir a gente que es buena para ti y rodearte de ella. Si te rodeas de personas que apoyan tus aspiraciones, éstas te respaldarán cuando hagas bien (a ti y a los demás) y te castigarán con delicadeza cuando no sea el caso.
Las personas que no aspiran a cosas elevadas harán justo lo contrario. Así que cuídate bien de quién eres amigo o amiga.
Regla 4. No te compares con los otros, compárate con quién eras tú antes
Da igual lo bueno que seas, hoy en día siempre hay alguien por ahí que te hace quedar como un incompetente. ¿A quién le importa que seas el primer ministro de Canadá cuando otra persona es el presidente de los Estados Unidos?
Dentro de nosotros hay una voz que está al corriente de todo esto. Por eso, ten cuidado cuando te compares con los demás.
No te compares con los otros, compárate con quien eras tú antes. Concéntrate en ti y pregúntate: ¿Qué me molesta? ¿Es algo que podría arreglar? ¿Estoy verdaderamente dispuesto a arreglarlo?
Hazlo todos los días un rato.
Otra gran pregunta es:
¿Qué podría y querría hacer para mejorar el mundo y qué pequeña recompensa me gustaría a cambio?
Pídelo de forma honesta y humilde. Ponte un objetivo modesto. No hay que empezar cargando mucho peso, sobre todo no te obsesiones en pensar en lo limitado de tus habilidades, tu tendencia al engaño, todo el resentimiento que llevas encima y tu facilidad para escurrir el bulto.
Y entonces haces lo que hayas decidido y te concedes el dichoso café para celebrarlo. Quizás todo te parezca una tontería, pero lo haces igual. Y lo vuelves a hacer mañana, al día siguiente y el de después, y poco a poco el listón a partir del cual te comparas irá subiendo, y eso es magia. Eso se llama interés compuesto. Hazlo durante tres años y tu vida será totalmente diferente.
Regla 5. No permitas que tus hijos hagan cosas que detestes
En términos estadísticos, los niños de dos años son las personas más violentas que existen. Dan patadas, pegan y muerden y también les quitan sus cosas a los demás. Lo hacen para explorar, para expresar rabia y frustración, para satisfacer sus impulsivos deseos. Y lo que resulta más importante para nosotros, lo hacen para descubrir los verdaderos límites del comportamiento permisible. ¿Cuán fuerte puedo pegar a mamá? Pues hasta que proteste.
Por eso, tienen muchas más probabilidades de ir por el mal camino si no se los enseña y se los apoya como es debido.
👉 La ciencia ha demostrado que un niño que no haya aprendido a comportarse apropiadamente antes de los cuatro años, le resultará difícil hacer amigos y formar parte de un grupo durante toda su vida.
A los padres de hoy en día les aterrorizan dos palabras: disciplina y castigo. Los padres modernos se encuentran sencillamente paralizados por el miedo a que sus hijos dejen de quererlos si los reprenden por cualquier motivo.
¿Entonces cómo hay que disciplinar a los niños? Es una pregunta muy complicada, porque los niños presentan temperamentos muy distintos. Partamos de una idea inicial muy sencilla: no habría que poner más normas de las necesarias. No hay que abrumar a los niños con demasiadas reglas. Utilizando la menor fuerza necesaria para aplicarlas.
A algunos niños una simple mirada los paraliza y otros se detienen cuando se les da una orden. Pero a algunos y en algunas circunstancias puede que les haga falta recibir un castigo más severo. No le estás haciendo ningún favor a tu hijo cuando pasas por alto su mala conducta, sobre todo si, por su propio temperamento, exhibe una mayor agresividad.
(Nota personal: escribiendo estas últimas líneas de Jordan Peterson me he sentido hasta incómodo, Peterson llega a hablar del castigo físico y yo no me he atrevido a ponerlo. El castigo infantil es un tema tabú para mí. pero respeto su opinión y entiendo que su objetivo es bueno, así que os lo dejo para que vosotros mimos reflexionéis).
Regla 6. Antes de criticar a alguien, asegúrate de tener tu vida en perfecto orden
No culpes al capitalismo, a la izquierda radical, a la maldad de tus enemigos. No reorganices todo el país hasta que hayas puesto en orden tu propia experiencia.
¿Has puesto tu vida en orden?
Si la respuesta es no, aquí hay algo que puedes probar:
👉 Deja de hacer las cosas que sabes que están mal. Empieza hoy mismo. Empieza por lo más pequeño. Y deja la crítica para otros.
Regla 7. Dedica tus esfuerzos a hacer cosas con significado
El sacrificio presente puede mejorar tu futuro. Si eres disciplinado y das más importancia al futuro que al presente, puedes cambiar la estructura de la realidad a tu favor. A partir de este punto, apunta hacia arriba. Arregla lo que puedas arreglar. No seas arrogante. Sé consciente de tus propios defectos: tu cobardía, tu perversidad, tu resentimiento, tu odio.
Si abandonas las falsedades y vives de acuerdo con los dictados de tu conciencia, mantendrás tu nobleza incluso ante la mayor de las amenazas. Si vives de forma verdadera y plena, podrás descubrir un significado tan profundo que te protegerá del miedo a la muerte. Si actúas de forma recta, tus acciones te permitirán estar psicológicamente integrado tanto hoy como mañana.
👉 Que tu vida tenga un significado es mejor que conseguir aquello que deseas. El significado es el lugar donde vives cuando te guía el amor, cuando dices la verdad y nada de lo que quieres pasa por delante. Dedica tus esfuerzos a hacer cosas con significado, no aquello que más te convenga.
Regla 8. Di la verdad, o por lo menos no mientas
La mayoría de las mentiras se componen de otras más pequeñas que, a su vez, se componen de mentirijillas.
Podríamos decir que la mentira más pequeña es el origen de la gran mentira.
Primero, es una mentira inocente; acto seguido, surgen muchas más para secundarla. Luego, es el turno de las ideas distorsionadas que sirven para evitar la vergüenza producida por esas pequeñas mentiras y, seguidamente, unas cuantas mentiras más para camuflar las consecuencias de todas esas ideas.
Lo más terrible es todas esas mentiras se transforman, mediante la práctica, en acciones automatizadas, especializadas y de carácter inconsciente.
Puedes utilizar las palabras para manipular el mundo y hacer que te proporcione lo que quieras. Después de eso aparece la arrogancia y el sentido de superioridad que inevitablemente acompañan a la producción de mentiras logradas: “Todo el mundo está engañado, así que todos menos yo son unos estúpidos, puedo engañar a todo el mundo y salirme con la mía”.
👉 Faltar a la verdad, por más buenas que sean las intenciones, puede generar consecuencias imprevistas. Si te traicionas a ti mismo, si dices cosas falsas, si escenificas una mentira, lo que haces es debilitar tu carácter. Si tienes un carácter débil, te avasallará la primera adversidad que surja, e inevitablemente surgirán. Intentarás esconderte, pero ya no podrás hacerlo en ningún sitio.
¿Qué hacer cuando no sabes qué hacer? Di la verdad. La verdad construye edificios que pueden resistir en pie durante miles de años. La verdad reduce la terrible complejidad de una persona a la simplicidad de su palabra.
Regla 9. La persona a la que escuchas puede saber algo que tú no sabes
Cuando participas en una auténtica conversación, escuchas y hablas, pero sobre todo escuchas. Y escuchar significa prestar atención. Es increíble lo que las personas te cuentan cuando eres capaz de escuchar.
Repetir las ideas y sentimientos de la persona que acaba de hablar de forma minuciosa (con una formulación que esa persona apruebe) te ayudará a entender realmente lo que la otra persona está diciendo y ayudará a la otra persona a consolidar y utilizar mejor la memoria.
Declara lo que esa información te ha suscitado: qué nuevas cosas ha hecho aparecer en tu interior, cómo han cambiado tus presunciones, cómo ha hecho que te plantees nuevas preguntas. Y todo eso se lo dices directamente a esa misma persona y entonces tienes el mismo efecto en ella. De esa forma, ambos avanzáis hacia un lugar más nuevo, más amplio y mejor…
Pensar de verdad también es algo poco común, igual que escuchar de verdad. Pensar es escucharte a ti mismo. Es algo difícil porque, para pensar, tiene que haber por lo menos dos personas al mismo tiempo y es necesario que no estén de acuerdo. pensar es un diálogo interno entre dos o más formas distintas de ver el mundo.
👉 Escucha, escúchate a ti y escucha a aquellas personas con las que hablas. A partir de ahí, tu sabiduría no se compondrá de aquello que ya sabes, sino de la búsqueda continua de conocimiento, que constituye la forma más elevada de sabiduría.
Da por hecho que la persona a la que escuchas puede saber algo que tú no sabes.
Regla 10. A la hora de hablar exprésate con precisión
Todo lo que no está en orden se barre debajo de la alfombra, donde los dragones se ponen las botas comiendo migajas. Pero nadie dice nada. En su lugar, todos hacen como si nada ocurriera. A corto plazo, es más fácil mantener la paz. Hasta que, un día, pasa algo que nadie puede ignorar y los dragones salen: una relación extramarital o un litigio por la custodia que dura décadas.
Ante una confrontación es fácil replegarse en la agradable, perezosa y cobarde excusa del “está bien así, no vale la pena ponerse a pelear”. O “es algo que puedo aguantar”. Pero el conflicto que nunca se aborda deja a todas las partes cargadas de resentimiento. Nunca se verbaliza, pero se materializa invariablemente en acciones y, al final, el respeto se transforma lentamente en desprecio y nadie se da cuenta hasta que es demasiado tarde.
👉 No hay nada como una pelea que tenga la paz como objetivo. Especificar el problema significa admitir su existencia. Hazlo tan pronto como sea posible después de que aparezca. Si hablas con cuidado y de forma precisa, puedes resolver las cosas y dejarlas en el lugar que les corresponde. Hay que admitir la existencia del problema
No escondas monstruos debajo de la alfombra porque se harán fuertes e irán creciendo en la oscuridad. Y entonces, cuando menos te lo esperes, se abalanzarán sobre ti y te devorarán. Las palabras valientes y verdaderas harán que tu realidad sea simple, inmaculada, bien definida y habitable.
Regla 11. Deja en paz a los chavales que montan en monopatín
Jordan habla mucho de cuán importante es que los hombres seamos hombres y las mujeres sean mujeres (algo cada vez más mal visto en un mundo donde debemos ser todos iguales).
Los hombres tienen que volverse más duros. Es algo que ellos mismos exigen y que las mujeres desean. Los hombres se vuelven duros empujándose a sí mismos y empujándose entre sí. Las mujeres no quieren chicos, quieren hombres. Quieren a alguien con quien competir, alguien con quien luchar. Si son listas, quieren a alguien más listo. Desean alguien que ponga encima de la mesa algo que ellas no puedan conseguir.
A su vez, las personas simpáticas, compasivas, contrarias al conflicto dejan que la gente las pise y luego sienten rencor. Tienden a ser ingenuas. Evitan el conflicto. Se sacrifican continuamente por los demás. Al dar por hecho que los demás piensan como ellas, esperan cierta reciprocidad por sus atentas acciones. Cuando no sucede así, no protestan, pero el lado oscuro de sus personalidades emerge, a causa de su subyugación, y se vuelven resentidos o resentidas.
Por eso, dejemos a los chavales arriesguen sus cuerpos haciendo acrobacias con el monopatín. Haciendo cosas peligrosas conseguirán forjar sus personalidades y sentirse más útiles.
Regla 12. Si te encuentras un gato por la calle, acarícialo
La vida es, en muchos momentos, sufrimiento. Odiar la vida, incluso si es por el incuestionable dolor que inflige, tan solo sirve para empeorarla aún más.
Cuando te encuentras un gato por la calle, pueden pasar muchas cosas: se puede dejar acariciar o te puede arañar. Pero si le prestas atención verás, aunque solo sea durante quince segundos, que la maravilla de existir compensa el sufrimiento imposible de erradicar que lo acompaña. Pero, para ello, debes escoger las palabras que quieres tener inscritas en el alma.
¿Qué debo hacer mañana? - El mayor bien posible en el tiempo más corto.
¿Qué debo hacer el próximo año? - Tratar de asegurarme de que el bien que hago será solo superado por el que haré el año que viene.
¿Qué debo hacer con mi vida? - Tener como objetivo el paraíso.
O, dicho de otra forma, oriéntate correctamente. Entonces, y solo entonces, concentrarte en el día de hoy.
La mayor parte de nuestra visión es periférica y de baja resolución, con lo que reservamos la atención para las cosas verdaderamente importantes. Ves aquello que te permite avanzar hacia los objetivos que te has establecido y detectas los obstáculos cuando surgen en medio del camino. Para todo lo demás estás ciego y, puesto que muchas cosas componen ese ‘todo lo demás’, en realidad estás muy ciego.
Tus ojos son herramientas y están ahí para ayudarte a conseguir lo que quieres, pero el precio que pagas por este servicio es la ceguera respecto a todos los demás.
Imagínate que no eres feliz. No consigues lo que te hace falta (lo que paradójicamente quizás sea una consecuencia de lo que quieres). Estás ciego por las cosas que deseas. Tal vez lo que verdaderamente necesitas se encuentra justo delante de tus narices, pero el objetivo al que aspiras ahora mismo te impide verlo.
Por este motivo hay que ir soltando cosas a medida que continuas tu viaje ascendente. Si las cosas no te van bien, quizás sea, porque la vida es una mierda, así que ya te puedes morir. Sin embargo, antes de que la crisis en la que te encuentras te conduzca a esta conclusión tan espantosa, estaría bien que reflexionaras sobre lo siguiente: la vida no tiene el problema, lo tienes tú.
Si la vida no te va bien, quizás es tu conocimiento lo que resulta insuficiente y no la vida como tal. Plantéate si tu estructura de valores necesita una remodelación importante. Muchas veces lo que quieres te ciega y no te deja ver otras posibilidades. Te estás aferrando a tus deseos en el presente de una forma tan obstinada que no puedes ver nada más, ni siquiera lo que te hace falta de verdad.
👉 Tan solo vemos aquello que enfocamos con la mirada, el resto queda oculto. Si miramos algo distinto, nuestras mentes nos proporcionarán nueva información que procede de toda esa parte del mundo que hasta ahora nos quedaba oculta.
Y así termina el libro.
Espero que hayas disfrutado con este nuevo formato de artículo. Es probable que las palabras de Jordan Peterson te hayan despertado emociones contradictorias, la menos a mí me pasó.
Si quieres compartir alguna de estas ideas déjame un comentario en el artículo.
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Y si te ha gustado lo que has leído te animo a que lo compartas con la gente que amas.
¡Nos vemos la semana que viene!
¿Os ha sorprendió alguna de las reglas?