Dos expertos MUNDIALES desmontan los mitos del SEXO, PLACER y DESEO – Andrea Aguilar y Piti Pinsach
Andrea y Piti revelan por qué los Kegel pueden arruinar tu vida sexual. Descubre cómo la respiración conectada y el suelo pélvico funcional desbloquean el placer que el estrés te ha robado.
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Dos expertos en sexualidad y suelo pélvico desmontan mitos que sabotean el placer: la tensión excesiva y los ejercicios mal ejecutados son enemigos del orgasmo. Explican la conexión sorprendente entre boca y genitales, por qué los hombres deberían aprender a mover los testículos, y cómo la exhalación activa el sistema nervioso parasimpático para pasar del estrés al disfrute. Abordan la eyaculación femenina como herramienta terapéutica de liberación emocional y comparten tests prácticos de diafragma y respiración cíclica aplicables hoy.
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El placer no es una lotería: es una habilidad que puedes entrenar
Durante años, el placer sexual ha sido tratado como un golpe de suerte, algo que tienes o no tienes. Pero si hay algo que Andrea y Piti dejan cristalino en esta conversación es que el placer es una competencia entrenable. No es magia. No es genética. Es una sinergia entre tu cuerpo físico, tu sistema nervioso y tu capacidad para estar presente. Y como cualquier habilidad, mejora con práctica deliberada.
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Ideas Clave de la Conversación
Dos años de entrenamiento para su primer orgasmo: la historia de Andrea
Andrea no tuvo orgasmos durante años. Visitó sexólogas, recibió consejos, pero nada funcionaba hasta que descubrió algo fundamental: el placer no es un problema mental que se resuelve con información. Es un problema corporal que se resuelve con entrenamiento. Cuando Andrea entró al mundo del tantra y aprendió a respirar conscientemente, su cuerpo tardó dos años completos en hacer el click. Dos años de práctica constante hasta sus primeros orgasmos.
Esta historia rompe con la narrativa común de que el placer debería ser instantáneo o espontáneo. Andrea describe el proceso como un juego infinito: cada vez que entrenas tu respiración, tu presencia y tu capacidad de soltar el control, el cuerpo se abre más. Y esto no tiene techo. No hay un punto de llegada. El placer es una habilidad que se expande continuamente si sigues entrenándola.
La diferencia energética entre hombres y mujeres que nadie te explica
Aquí aparece una distinción crucial que Andrea y Piti desarrollan con claridad quirúrgica. Para las mujeres, el camino hacia el placer expansivo es soltar el control, relajarse profundamente y permitir que la energía circule. Es un proceso de entrega. Pero esta misma instrucción aplicada a los hombres es un error catastrófico. Si un hombre se relaja completamente y suelta el control, eyacula, pierde su energía y termina el juego.
El hombre necesita aprender a gestionar su excitación, a mantenerse presente sin dispersarse. Su desafío no es relajarse más, sino controlar conscientemente para que la energía no se expulse. Andrea insiste en que las mujeres somos naturalmente multiorgásmicas, pero hemos olvidado cómo acceder a esa capacidad. Los hombres, en cambio, deben entrenar la retención y recirculación de su energía sexual. Dos caminos opuestos hacia el mismo destino: el placer sostenido y profundo.
Tu sistema nervioso decide si llegas al orgasmo (o no)
El placer no ocurre en el vacío. Ocurre cuando tu sistema nervioso está en el equilibrio perfecto entre excitación y relajación. Andrea explica que necesitas el sistema simpático activo para que la sangre llegue a tus genitales y te excites. Pero si ese sistema se dispara demasiado, entras en alerta y el cuerpo se contrae. Ahí el placer se corta de inmediato.
El orgasmo, según Andrea, es una gran exhalación. Es soltar. Y solo puedes soltar cuando tu sistema nervioso está regulado, no disparado ni apagado. Esto explica por qué muchas personas experimentan que en medio de la excitación, de repente, dejan de sentir. No es falta de deseo. Es el sistema nervioso entrando en modo protección, muchas veces de forma inconsciente debido a traumas o experiencias pasadas. La respiración consciente y continua es la herramienta principal para mantener esa regulación.
La conexión invisible entre tu mandíbula y tu vagina
Andrea comparte un descubrimiento físico fascinante: tu mandíbula y tu vagina están profundamente conectadas. Cuando aprietas la mandíbula, estás apretando la vagina. Cuando relajas y abres la boca, se relaja y abre todo abajo. Esta conexión no es metafórica, es anatómica y energética.
Andrea sufría de bruxismo severo, dormía apretando los dientes con una férula que amanecía al otro lado de la cama. Cuando comenzó a tener orgasmos y a liberar energía sexual de forma consistente, el bruxismo desapareció. Dejó de apretar porque su cuerpo dejó de retener tensión. Esto reafirma que el placer sexual no es solo genital. Es holístico. Los bloqueos en una parte del cuerpo reflejan y afectan la capacidad de sentir en otra. No puedes separar la mandíbula del suelo pélvico, ni el diafragma del corazón.
El error respiratorio que aprendiste en yoga (y que debes desaprender)
Piti desmonta una creencia extendida: respirar inflando el abdomen no es natural ni saludable para un adulto. Sí, los bebés respiran así, pero porque sus cadenas musculares aún no están formadas. Cuando creces y tu faja abdominal se desarrolla, tu respiración debe cambiar.
Cuando inhalas, el diafragma baja y empuja los órganos internos. Si tu faja abdominal no tiene tono, el abdomen se expande hacia afuera. Esto, a largo plazo, genera hernias y disfunciones. Pero si tu faja tiene la tensión adecuada, los órganos encuentran resistencia y el diafragma se abre expandiendo la caja torácica, que es lo que realmente debe pasar. Piti insiste: necesitas tono en el abdomen para que la respiración sea tridimensional y eficiente. Sin ese tono, tu sistema respiratorio colapsa y tu capacidad de sentir placer también.
Las “bandas neumomusculares”: el juego que multiplica el placer en pareja
Andrea describe una técnica simple y explosiva que funciona tanto para hombres como para mujeres. Durante la excitación, ambos paran un momento, exhalan completamente y contraen el suelo pélvico como si sorbieras desde dentro. Se quedan sin respirar, se miran a los ojos, contienen esa energía comprimida, y luego exhalan juntos. En esa exhalación, toda la energía y excitación comprimida se libera y se mueve por el cuerpo multiplicándose.
Este tipo de prácticas, que Andrea llama “juegos”, no solo intensifican el placer inmediato. Entrenan al sistema nervioso para gestionar niveles más altos de excitación sin colapsar. Son formas de hackear tu biología para expandir tu capacidad de sentir. Y lo más importante: funcionan para ambos porque respetan las diferencias energéticas entre hombres y mujeres.
La respiración tántrica que noquea a tu mente (y te devuelve a tu cuerpo)
Uno de los enemigos más silenciosos del placer es la mente. Esa voz que empieza a retransmitir el partido, a juzgar si lo están haciendo bien, a recordar pendientes del trabajo. Andrea enseña una técnica de respiración específica para desactivar ese ruido: inhalaciones y exhalaciones continuas, sin pausa, preferiblemente por la boca con la mandíbula relajada.
La clave está en no hacer pausa entre respiraciones. Cuando pausas, la mente entra. Cuando respiras sin pausa, entras en un estado de trance ligero donde la cabeza queda noqueada y el cuerpo toma el mando. Andrea guía esta respiración durante el placer para mantener a las personas presentes, sintiendo, en lugar de pensando. Es una técnica sencilla pero devastadoramente efectiva para salir del control mental y entrar en la rendición corporal.
La eyaculación femenina como sanación (no solo como espectáculo)
Andrea es contundente: sus primeros orgasmos llegaron cuando aprendió a eyacular. Durante años, cuando se excitaba, sentía ganas de hacer pipí. Como la mayoría de mujeres, iba al baño y no salía nada. Esa sensación no es pipí, es el líquido eyaculatorio presionando la vejiga. Aprender a soltar eso, a permitir que el agua saliera sin miedo ni control, fue lo que le permitió liberarse energéticamente y empezar a tener orgasmos.
Andrea describe la eyaculación femenina como algo profundamente sanador y terapéutico, especialmente para mujeres que cargan tensión crónica. No es un orgasmo en sí mismo, pero es un acto de liberación física y emocional que muchas veces precede a la capacidad orgásmica. Para Andrea, el squirt no es un truco de performance. Es un portal de sanación que abre el cuerpo a sensaciones que estaban bloqueadas.
El suelo pélvico no es solo para evitar incontinencia: es tu conexión con el placer
Piti comparte una anécdota reveladora de su investigación doctoral sobre hipopresivos. Después de una clase, un hombre lo detuvo en el parking para agradecerle y felicitarlo. Su esposa, participante del estudio, había mejorado no solo su suelo pélvico, sino su vida sexual de forma dramática. Esto es lo que Piti y Andrea quieren que entiendas: el suelo pélvico no es un músculo que entrenas solo para no orinarte cuando toses.
Un suelo pélvico tonificado crea conexión neurológica entre tu cerebro y tus genitales. Andrea usa el huevo de jade como práctica para generar esa conexión. La primera vez que introdujo el huevo, daba órdenes desde su cerebro para moverlo, pero nada pasaba. No había cableado. Con práctica, ese cableado se construye, y con él, la capacidad de sentir placer. Piti añade un test simple: tose con fuerza y observa tu ano. Si sube, bien. Si baja, tienes una disfunción que debes atender.
El placer sexual no es para tu pareja: es para ti
Andrea hace una reivindicación necesaria. Durante demasiado tiempo, el placer femenino se ha entendido como algo que existe para satisfacer al hombre. Muchas mujeres buscan ayuda sexual no para ellas mismas, sino para solucionar algo con su pareja. Andrea es clara: esto es un error fundamental. Necesitas trabajar tu placer para ti misma, para estar bien en tu cuerpo, para habitar tu sexualidad plenamente. Cuando haces eso, el placer compartido con tu pareja se multiplica, pero como consecuencia, no como objetivo.
Este cambio de paradigma es radical. El placer no es transaccional. No es un servicio que prestas. Es un derecho y una capacidad que desarrollas para tu propio bienestar. Solo desde esa base sólida puedes encontrarte de verdad con otra persona.
El corazón duerme sobre el diafragma: por qué la sexualidad sin amor nunca es trascendente
Andrea es categórica: el sexo más poderoso ocurre cuando la energía sexual se une con la energía del corazón. El tantra no enseña técnicas sexuales, enseña a estar presente y a elevar la energía desde los genitales hasta el corazón para alcanzar experiencias trascendentes. El sexo mecánico, puramente físico, nunca llena. Lo que transforma es el sexo que atraviesa el corazón.
Piti añade una imagen perfecta: el corazón duerme sobre el diafragma. Si duermes en el suelo duro, amaneces adolorido. Un buen colchón para el corazón es un diafragma flexible y tonificado. Cuando ese diafragma está bloqueado, rígido, tenso, el corazón no puede entregarse con amplitud. No puede abrirse. Y sin corazón abierto, el placer se queda en lo superficial. Por eso Andrea siempre comienza su trabajo con masajes en el pecho y respiraciones que abren lo que está atrapado en el corazón.
El peligro del superessfuerzo: maltratando tu cuerpo en nombre de la salud
Piti hace una llamada urgente de atención. Visita gimnasios y ve adolescentes destrozándose con entrenamientos extremos. Ve a adultos corriendo ultramaratones como si no hubiera consecuencias. Recuerda que Filípides, el primer corredor de maratón, llegó a Atenas, dijo “hemos ganado” y murió de agotamiento. Hoy, si no corres una maratón, parece que no eres nadie.
Piti pregunta: ¿vamos a vivir más de cien años maltratando nuestro cuerpo así? La respuesta es no. Viviremos más tiempo, sí, pero los últimos treinta años serán una agonía de articulaciones destrozadas y energía agotada. Su mensaje es simple: trata tu cuerpo con amor y sentido común, pensando en cómo quieres estar a los ochenta, noventa, cien años. Los supersesfuerzos no son salud. Son autodestrucción disfrazada de logro.
Mirarse a los ojos y respirar juntos: la técnica más simple para llegar presente al sexo
Andrea cierra con algo devastadoramente simple. Antes de cualquier técnica, antes de cualquier ejercicio, lo que necesitas es aterrizar y estar presente. ¿Cómo? Siéntate frente a tu pareja, mírense a los ojos, exhalen juntos. Siente cómo tu cuerpo se ablanda, cómo la tensión del día se disuelve, cómo tu sistema nervioso se sincroniza con el de la otra persona.
No necesitas un entrenamiento de seis meses para empezar. Necesitas presencia. Necesitas bajar la velocidad. Necesitas encontrarte de verdad con quien está contigo. Todo lo demás, las técnicas, las respiraciones avanzadas, los ejercicios de suelo pélvico, funciona mejor cuando partes de esa base: dos personas presentes, mirándose, respirando juntas, permitiendo que sus cuerpos se sintonicen antes de hacer cualquier otra cosa.
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Libros mencionados
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