3,2,1 Cómo evitar que tu cuerpo colapse
Descubre por qué tu zona de confort te está debilitando. 3 reflexiones sobre resiliencia, 2 filosofías de entrenamiento opuestas y cómo construir un cuerpo antifrágil.
¡Feliz domingo!
Llevo meses dándole vueltas a un concepto que cada vez me obsesiona más: la prisión de terciopelo.
Esta es la manera como defino esta vida de confort que nos mantiene seguros... pero también nos va haciendo más frágiles sin que nos demos cuenta.
El gran problema no es el confort de hoy, sino las debilidades que hoy son irrelevantes, pero que dentro de 10 años pueden convertirse en limitaciones devastadoras.
Las puedes encontrar en todos sitios: relaciones frágiles, finanzas frágiles, salud frágil, cuerpo frágil…
La buena noticia es que si las identificamos ahora y las trabajamos con paciencia, se transforman en fortalezas que nos harán más resilientes.
Hoy te comparto tres reflexiones sobre cómo construir esa resiliencia, dos perspectivas completamente opuestas sobre el envejecimiento activo, y una recomendación que llevo dos años practicando en mis propias carnes.
3 reflexiones sobre …
“Tu éxito depende de los riesgos que asumes.
Tu supervivencia depende de los riesgos que evitas.” - Nassim Taleb
Esta idea, que viene del libro “Antifrágil”, puede parecerte una contradicción, pero cuando la aplicas a tu vida cobra un sentido brutal.
La antifragilidad es esa propiedad mágica que hace que los eventos inesperados buenos nos favorezcan mientras que los malos apenas nos toquen.
Si quieres conseguir algo extraordinario con tu cuerpo, relaciones o finanzas, tienes que asumir ciertos riesgos:
Levantar más peso.
Hacer inversiones arriesgadas
o llamar “en frio” a esa persona que deseas conocer.
Pero si quieres que tu cuerpo, amistades y riqueza dure décadas, tienes que ser quirúrgicamente preciso evitando:
Lesiones estúpidas.
Ignorando durante meses a tus amigos de toda la vida.
o meter todo tu dinero en cripto.
"Ganas fuerza, coraje y confianza con cada experiencia en la que realmente te paras a mirar al miedo cara a cara. Puedes decirte a ti mismo: 'He vivido esta pesadilla. Puedo afrontar lo que venga después... Debes hacer aquello que crees que no puedes hacer." - Eleanor Roosevelt
Esta cita describe perfectamente cómo funciona la construcción de resiliencia en cualquier área de la vida.
La tentación de quedarse en lo conocido es enorme. Pero cada vez que te enfrentas a algo que te da miedo (y sales vivo), añades un ladrillo más a tu edificio de confianza.
Da igual si es hacer esa llamada comercial que llevas posponiendo tres semanas, tener esa conversación sobre dinero con tu pareja, o trabajar esa movilidad de cadera que sabes que tienes limitada.
El patrón es el mismo: la resiliencia no se construye evitando las dificultades. Se construye atravesándolas conscientemente, una por una.
"Tienes poder sobre tu mente, no sobre los eventos externos. Date cuenta de esto, y encontrarás fuerza." - Marco Aurelio
¡No se puede hablar de resiliencia sin terminar nombrando a los Estoicos!
Hay algo liberador en aceptar que tu único poder real está en cómo respondes a lo que te sucede.
En el gimnasio, no puedes controlar si hoy te sientes más fuerte o más débil, pero sí puedes controlar si apareces y haces el trabajo.
En los negocios, no puedes controlar las decisiones de tus clientes, pero sí puedes controlar la calidad de tu propuesta.
En las relaciones, no puedes controlar cómo reacciona la otra persona, pero sí puedes controlar cómo te presentas tú.
La resiliencia, al final, es eso: desarrollar un control absoluto sobre las pocas cosas que realmente están en tus manos, y una aceptación total de todo lo demás.
Como ves, esto de la “prisión de terciopelo” la antifragilidad y la resiliencia tiene muchas tangentes.
En los próximos meses voy a ir diseccionando y profundizando en este concepto. Pero en lo que queda de correo me centraré en el entrenamiento y en cómo crear un cuerpo “antifragil”.
2 perspectivas que cambiarán tu forma de entrenar
Este mes he publicado dos entrevistas a expertos del entrenamiento con filosofías que, aparentemente, son completamente opuestas sobre cómo entrenar a medida que nos hacemos mayores. El contraste es fascinante, pero los puntos de encuentro que hay en el fondo lo es aún más.
Por eso creo que vale la pena que escuches ambas perspectivas.
Si no lo has hecho te dejo aquí los enlaces:
La filosofía de la prevención extrema
Mi conversación con Luis del Águila me presentó una visión quirúrgica del entrenamiento después de los 40. Luis, que es entrenador y atleta de élite, defiende que llegada cierta edad nuestro objetivo principal debe ser evitar lesiones a toda costa. Su argumento es sólido: una lesión grave puede echarte meses atrás, y la recuperación ya no es la misma que a los 20.
La filosofía del aprendizaje a través del riesgo calculado
Pero entonces hablé con mis entrenadores de ENSO Movers y me presentaron una perspectiva completamente diferente. Para ellos, lo importante no es no lesionarse nunca, sino que cuando ocurran pequeñas molestias (que van a ocurrir), estas se conviertan en aprendizajes que mejoren tu calidad de movimiento a largo plazo.
Su enfoque se centra en identificar y corregir debilidades antes de que se conviertan en lesiones graves. Es una filosofía más proactiva: en lugar de huir del riesgo, lo gestionas inteligentemente.
¿Cuál de las dos filosofías es la correcta?
Probablemente ambas tienen su lugar dependiendo de tu contexto y objetivos. Pero después de dos años experimentando con la segunda opción, puedo contarte qué ha significado para mí.
1 recomendación que está transformando mi relación con mi cuerpo
Llevo casi dos años entrenando con ENSO Movers y lo que ha pasado trasciende cualquier mejora estética o de fuerza que puedas imaginar.
Sí, estoy mucho más fuerte.
Pero lo realmente transformador ha sido descubrir debilidades que ni sabía que tenía. Desequilibrios musculares, patrones de movimiento deficientes, asimetrías que estaban ahí, silenciosas, esperando el momento perfecto para convertirse en problemas graves.
De momento he conseguido:
Eliminar un dolor casi crónico de cadera que tenía gracias a una buena activación de glúteos.
Identificar un desequilibrio muscular profundo que estaba reventando mi rodilla derecha.
Mejorar toda mi movilidad de hombros para evitar dolores de espalda.
La diferencia entre trabajar estas debilidades ahora, a los 48, versus ignorarlas y que me limiten a los 60, es abismal.
Por eso, cuando ENSO Movers me pidió que os contara que han abierto periodo de inscripción, no lo dudé. Es lo mejor que he hecho por mi cuerpo en décadas.
Si estás en un momento donde la comodidad empieza a parecerte más limitante que reconfortante, quizás es el momento.
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Y si decides apuntarte, usa el código ORIOL para un 10% de descuento y me estarás apoyando.
¿Cuáles son las debilidades que estás posponiendo trabajar?
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¡Nos vemos la semana que viene!